El cognoscitivismo se desplaza de una visión reproductiva y acrítica, condicionada por respuestas generadas a partir de estímulos, hacia una concepción centrada en el funcionamiento de la “caja negra” (el cerebro). Se resaltan los procesos de pensamiento y su potencialidad para activar un conjunto de acciones que van de la percepción hasta la memoria y la resolución de problemas. El currículo se asume como un sistema de experiencias organizadas para promover aprendizajes significativos. El docente es diseñador de tales experiencias y al alumno se le concibe como procesador activo de información, que organiza y reorganiza permanente para consolidar y recomponer la estructura cognoscitiva. La metáfora del cognoscitivismo es el computador que procesa, mediante el despliegue de operaciones de pensamiento.
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